Mauro Icardi ha desatado una tormenta mediática al presentar una denuncia formal contra Wanda Nara, pidiendo la tenencia total de sus hijas, Francesca e Isabela. La acusación es escalofriante: Icardi sostiene que Wanda es un peligro para sus niñas debido a supuestos consumos problemáticos, lo que ha encendido alarmas sobre el bienestar emocional de las menores en medio de este escándalo.
La situación se ha tornado crítica. Según informes del programa Lape Club Social, Icardi alega que Wanda está en condiciones de criar a las niñas, pero su estado emocional es cuestionable. Las acusaciones incluyen consumos de sustancias y alcohol, lo que, según Icardi, la vuelve inestable. Además, se menciona que Wanda ha obstruido la comunicación entre él y sus hijas, dificultando su vínculo.
La respuesta de Wanda no se hizo esperar. En redes sociales, la mediática se defendió con furia, recordando que padece leucemia y acusando a Icardi de intentar desacreditarla para llevarse a las niñas a vivir con él en Italia o Turquía. Su mensaje fue contundente: “Nunca he consumido sustancias”, enfatizando que sus hijas no deben ser utilizadas como herramientas en esta batalla.
El drama se intensifica al conocerse que las menores no están recibiendo la atención psicológica adecuada, lo que ha llevado a la justicia a intervenir. El juez ha autorizado que cada padre designe un psicólogo distinto para cada niña, pero mientras tanto, el conflicto continúa escalando. La comunidad está dividida: muchos se preocupan por el impacto en las niñas, mientras otros critican a Icardi por exponer su vida privada en el ojo público.
En medio de esta guerra, el silencio de Wanda es inquietante. Su ausencia de respuesta podría ser el preludio de una batalla legal aún más feroz. La pregunta que todos se hacen es: ¿quién protegerá a las niñas en este caos? La respuesta podría determinar el futuro de Francesca e Isabela, quienes merecen crecer en un ambiente de paz y estabilidad, lejos de los escándalos que han marcado a sus padres.