**Antes de morir, Javier Solís reveló detalles escalofriantes sobre su esposa**
En una revelación impactante, se han desenterrado las tristes reflexiones de Javier Solís, el icónico bolerista mexicano, sobre su vida familiar y el profundo arrepentimiento que lo acompañó hasta sus últimos días. En una entrevista exclusiva de 1965, Solís compartió su angustia por no poder estar presente para su esposa Blanca y sus hijos, atrapado en la vorágine de la fama y el trabajo constante. “Canto para alegrar a la gente, pero a veces me pregunto si estoy cumpliendo mi papel de padre, de esposo”, confesó.
A medida que su carrera despegaba, el artista se vio obligado a abandonar a su familia durante largas giras, lo que intensificó su dolor. “Lloraba en hoteles pensando en Gabriel, en él creciendo sin mí”, reveló su amigo y productor Felipe Valdés Leal. Esta lucha interna se vio agravada por su infancia marcada por la ausencia paterna, un vacío que juró no repetir, pero que la fama le hizo inevitable.
Además de su tormento emocional, Solís también lidió con problemas de salud que ignoró, temiendo decepcionar a su público. “Lloro de dolor, pero aún así sigo subiendo al escenario”, expresó a su manager. Sus constantes dolores abdominales culminaron en una cirugía de vesícula biliar en 1966, que trágicamente resultó en complicaciones fatales.
La carta que escribió a Blanca en 1964, donde lamentaba haberlos dejado solos, resuena con un dolor palpable: “A veces siento que estoy perdiendo lo más preciado”. Estas confesiones desgarradoras no solo revelan la carga que llevaba el artista, sino que también iluminan el legado de un hombre que, a pesar de su éxito, siempre anheló ser un mejor padre y esposo. Javier Solís no solo fue un rey del bolero, sino un hombre atrapado entre la gloria y la tristeza, un legado que perdura en cada nota de su música.