Un escalofriante caso de femicidio ha conmocionado a Guatemala. Andrea Sánchez, una joven de 25 años, fue hallada sin vida en su hogar en Jocotenango, y todo apunta a que su novio, Carlos Enrique Monsón, es el principal sospechoso. Las cámaras de seguridad revelaron un oscuro relato: a las 2:54 de la madrugada del 16 de agosto, Andrea y Carlos fueron vistos caminando juntos. Sin embargo, horas después, él regresó solo a la vivienda, con ropa diferente, lo que levantó sospechas inmediatas.
Las autoridades encontraron el cuerpo de Andrea en un sillón, sin señales visibles de violencia, pero con un detalle inquietante: la puerta de su habitación estaba forzada. La investigación inicial se centró en la aparente calma de la escena, pero pronto se desvelaron contradicciones en el relato de Carlos. El análisis forense determinó que Andrea había muerto por asfixia, con golpes en la cabeza y el cuello, lo que sugiere un ataque violento y premeditado.
El 26 de septiembre, Carlos fue arrestado tras una exhaustiva investigación que incluyó la recolección de pruebas en su contra. Testigos revelaron su comportamiento celoso y posesivo, lo que llevó a los fiscales a concluir que los celos podrían haber sido el móvil del crimen. En su primera declaración, Carlos intentó justificar sus acciones, pero su versión fue desmentida por las pruebas.
El juicio, que ha capturado la atención nacional, concluyó con una condena de 25 años de prisión para Carlos, aunque la familia de Andrea esperaba una pena más severa. El caso ha encendido un debate sobre la violencia de género en Guatemala, recordando que muchas mujeres aún sufren en silencio. La lucha de la familia de Andrea por justicia es un recordatorio escalofriante de que la violencia disfrazada de amor no debe ser tolerada.