Estados Unidos ha confirmado un despliegue militar sin precedentes en el Caribe, con aviones F-35 y buques de guerra posicionados en Puerto Rico, marcando un escalofriante paso hacia una posible confrontación con Venezuela. La situación ha alcanzado un nivel de alerta máxima, y el foco se centra en el régimen de Nicolás Maduro y el temido cartel de los soles.
Desde este sábado, la presencia de cazas furtivos F-35 y aviones C3 Ghost, conocidos como “el fantasma blanco”, ha sido confirmada en maniobras militares que parecen estar diseñadas para desmantelar la estructura delictiva que opera desde Caracas. Con cientos de marines en acción, Estados Unidos está enviando un mensaje claro: Maduro y su círculo cercano están acorralados.
El despliegue no es solo una demostración de fuerza; es un operativo estratégico que podría culminar en una extracción quirúrgica de los líderes del cartel, incluyendo a Maduro y a su mano derecha, Diosdado Cabello. La posibilidad de una crisis internacional es inminente, y los rumores de traiciones dentro del régimen venezolano solo añaden combustible a la tensión.
La reciente interceptación de un buque venezolano por parte del destructor USS Dunham, a tan solo 48 millas de la costa de Venezuela, subraya la determinación de Estados Unidos de actuar. Aunque el buque no transportaba drogas, la acción refuerza la postura agresiva de Washington hacia el régimen de Maduro, que se encuentra cada vez más aislado.
La eurodiputada Alma Escurra ha advertido que la situación en Venezuela no es solo un problema interno, sino una amenaza global que requiere una respuesta unificada de la comunidad internacional. Mientras tanto, el pueblo venezolano observa con esperanza y temor, ya que la caída de la tiranía de Maduro parece cada vez más cercana. La pregunta que queda es: ¿está el mundo preparado para lo que viene?
