La música regional mexicana ha sido testigo de numerosas tragedias, y la historia de Cornelio Reina y su hijo, Cornelio Reina Jr., es una de las más conmovedoras. Ambos artistas, reconocidos por su talento en la música norteña, perdieron la vida a la misma edad, 50 años, dejando un vacío en la escena musical que aún se siente.
Cornelio Reina nació en Notill, Coahuila, y desde joven mostró su pasión por la música. Se trasladó a Monterrey, donde comenzó su carrera tocando el bajo 𝓈ℯ𝓍to. Su talento lo llevó a formar parte de varios grupos, siendo uno de los más destacados Los Relámpagos del Norte, junto a Ramón Ayala. Juntos, revolucionaron la música norteña con éxitos como “Ya no llores” y “La tinta de mi sangre”.
A lo largo de su carrera, Cornelio Reina fue un prolífico compositor y logró combinar el norteño con el mariachi, dejando un legado que perdura hasta hoy. Su repentina muerte en 1997, a causa de complicaciones de una úlcera estomacal, fue un golpe devastador para sus seguidores. Su cuerpo fue homenajeado en la Plaza Garibaldi de Ciudad de México y posteriormente en Reynosa, Tamaulipas, donde una multitud se reunió para rendirle tributo.
La tragedia no terminó ahí. Su hijo, Cornelio Reina Jr., quien también intentó seguir los pasos de su padre en la música, falleció en 2011 a la misma edad, tras complicaciones respiratorias. A pesar de su corta vida, dejó una huella importante en la música, con álbumes que reflejaban su compromiso por preservar las tradiciones musicales familiares.
La siguiente generación, Gustavo e Pérez, conocido como Cornelio Reina 3, continúa el legado familiar, con la esperanza de honrar a su abuelo y su padre. Esta historia de pasión, talento y tragedia resuena entre los fanáticos de la música norteña, recordando la importancia de Cornelio Reina y su hijo en la cultura musical de México. La música de ambos sigue viva en los corazones de aquellos que los admiran, asegurando que su legado perdure por generaciones.