El guardaespaldas de Leo Dan, Roberto Suárez, ha roto su silencio tras más de 26 años al lado de una de las leyendas de la música latina. En una conmovedora entrevista, Suárez revela una faceta desconocida del artista, más allá del ícono que llenaba estadios. Con 67 años y la voz quebrada por la emoción, Suárez se sienta en su hogar en Buenos Aires, rodeado de recuerdos, para compartir historias que iluminan la humanidad de Leo Dan.
Roberto recuerda su primer encuentro con Leo, quien le pidió no solo protección, sino amistad. Esta relación creció en un entorno donde los momentos íntimos eran tan importantes como la seguridad física. A través de anécdotas, Suárez describe a un Leo Dan vulnerable, que luchaba contra sus propias inseguridades y que, a pesar de su éxito, sentía la presión de ser un buen padre. El cantante visitaba en secreto un orfanato en La Boca, llevando dulces y brindando apoyo emocional a los niños, lejos de las cámaras y el bullicio de la fama.
Suárez también rememora momentos difíciles, como la tristeza que Leo experimentaba tras conciertos, donde la soledad lo abrazaba a pesar de estar rodeado de fans. Sin embargo, su generosidad y preocupación por su equipo eran notables; siempre trataba a su personal como familia.
En los últimos años, Leo Dan se dedicó a escribir un libro como forma de redención por un pasado que lo atormentaba. Su búsqueda por encontrar a la familia de un compositor cuya obra había marcado su vida refleja su deseo de reconciliación. A medida que su legado musical perdura, la verdadera historia de Leo Dan resuena: un hombre lleno de dudas, pero también de una inmensa capacidad de amor y bondad. Esta revelación nos recuerda que detrás de cada figura icónica hay una humanidad que merece ser conocida y apreciada.