La figura de Cash Luna, pastor guatemalteco que ha capturado tanto seguidores como detractores, está en el centro de una creciente controversia. A sus 62 años, Luna ha admitido públicamente su conexión con el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, lo que ha encendido críticas sobre su estilo de vida ostentoso y sus supuestos vínculos con el narcotráfico y la corrupción política.
Nacido el 4 de marzo de 1962, Carlos Enrique Luna Lam, conocido como Cash Luna, ha sido una de las figuras más influyentes del evangelicalismo en América Latina desde la fundación de su iglesia, Casa de Dios, en 1994. Sin embargo, su opulencia, evidenciada en la construcción de un templo con capacidad para 12,000 personas, ha suscitado cuestionamientos sobre el origen de sus fondos, especialmente tras acusaciones de financiamiento ilegal que surgieron en 2018.
Las investigaciones sobre su actividad financiera se intensificaron luego de un reportaje de Univisión que insinuaba la posibilidad de financiamiento ilícito. A pesar de que Luna demandó a la cadena por difamación, su caso fue desestimado. Además, la relación cercana entre Luna y figuras del narcotráfico ha aumentado las sospechas sobre su integridad.
Su estilo de vida, que incluye la adquisición de un jet privado a través de una empresa registrada en Delaware, ha sido criticado por muchos que consideran que esto es una justificación para su ostentación. Las frecuentes visitas a Costa Rica y la cercanía de su mansión a propiedades de narcotraficantes añaden más interrogantes.
A pesar de las controversias, Cash Luna sigue siendo una figura prominente en el ámbito religioso y político de Guatemala. La iglesia Casa de Dios ha establecido vínculos con autoridades electorales, promoviendo la participación ciudadana como un deber espiritual y enviando voluntarios a elecciones desde 2007.
Luna ha logrado atraer a una audiencia global a través de plataformas digitales como YouTube, donde cuenta con más de 1.1 millones de suscriptores. Sin embargo, sus polémicos comentarios y su alineación con la teología de la prosperidad han suscitado críticas, destacando un debate sobre la ética de su ministerio y el verdadero propósito de la fe.
A medida que continúa el escrutinio sobre sus acciones, la figura de Cash Luna plantea interrogantes sobre la intersección de religión, política y ética, reflejando las luchas dentro de la comunidad cristiana en Guatemala y más allá. Su reciente introspección parece indicar que está consciente del impacto que su vida y ministerio han tenido, lo que podría marcar un cambio en su enfoque hacia el futuro.