Su obra más célebre, “La Mona Lisa”, no solo es un ícono artístico, sino que también revela su profundo entendimiento de la anatomía humana. Utilizando la técnica del esfumado, Da Vinci logró crear un efecto de profundidad y suavidad que capturó la atención del espectador, estableciendo un nuevo estándar en la pintura. Además, su estudio de la luz y la perspectiva se evidencian en “La Última Cena”, donde organizó a los apóstoles de una manera que rompía con las convenciones de su tiempo.