Al subir al escenario, Conriquez sorprendió a sus seguidores al anunciar que no cantaría sus emblemáticos corridos bélicos. La reacción del público fue explosiva: en cuestión de minutos, comenzaron a lanzar objetos al escenario, desencadenando una caótica escena. Los asistentes, que esperaban escuchar sus temas más populares, se sintieron traicionados y su frustración se transformó en disturbios, incluso destruyendo parte del equipo de sonido.