La tensión entre ambos líderes ha crecido durante años, alimentada por provocaciones y acusaciones mutuas. Sin embargo, lo que ocurrió hace una hora fue más allá de lo habitual: Obama, con su característico sarcasmo, ridiculizó públicamente a Trump, exponiendo sus inseguridades ante una élite que no pudo contener la risa. La reacción del expresidente fue explosiva; su ira y frustración se hicieron palpables, y muchos lo vieron como un momento crucial que podría reconfigurar su imagen pública.