Desde su victoria en “Nuestra Belleza Latina” en 2010, Ana ha recorrido un camino lleno de éxitos, pero no sin sus sacrificios. La ruptura con González en 2013, justo cuando su carrera despegaba, la sumió en una profunda tristeza. En sus palabras, esos momentos fueron los más solitarios y vulnerables de su vida, enfrentándose a la presión pública y la responsabilidad de criar a su hija Julieta. La presentadora ha compartido que muchas noches se ha encontrado llorando en la intimidad de su hogar, cuestionándose si podría proporcionar la felicidad que sus hijos merecen.