En un giro inesperado de eventos, Donald Trump ha desatado un verdadero terremoto geopolítico en su reciente gira por Medio Oriente, donde se reunió con el nuevo presidente de Siria, Admed Al Shara, un exmilitante de Al Qaeda. Esta jugada no solo desafía la lógica política, sino que también plantea incógnitas sobre el futuro de una región marcada por la guerra y el conflicto.