En un giro inesperado del destino político, Donald Trump se encuentra en una encrucijada que podría definir su legado. En su reciente aparición, el ex-presidente se vio acorralado, repitiendo la frase “I don’t know” más veces de las que los estadounidenses pueden contar, y dejando a muchos preguntándose si aún tiene la capacidad de liderar. Sus respuestas evasivas han dejado en claro que, en lugar de ofrecer soluciones, Trump parece atrapado en un laberinto de confusión, un síntoma que expertos en salud mental han señalado como un deterioro cognitivo preocupante.