**Título: Trump y su Caos Global: ¿Es un Show o una Amenaza Real?**
La locura de Donald Trump ha alcanzado nuevas dimensiones, y no solo en Estados Unidos. En un despliegue sin precedentes, el ex presidente apareció disfrazado de sumo pontífice, lanzando amenazas apocalípticas y provocando un frenesí entre sus seguidores, quienes piden la cabeza del presidente de la Corte Suprema, John Roberts. Este espectáculo no es solo un episodio de entretenimiento: es un reflejo de una crisis política que contamina incluso las campañas electorales en Australia, donde la influencia de Trump se siente con fuerza.
Mientras los problemas económicos y sociales se intensifican, Trump planea celebrar su cumpleaños con un desfile militar, gastando millones en tanques y fuegos artificiales, mientras millones de estadounidenses luchan por acceder a atención médica. La hipocresía es palpable: su administración recorta beneficios a los más vulnerables mientras él se regocija en un festín de opulencia.
Pero eso no es todo. Su asesor de seguridad nacional, Mike Walls, protagonizó el llamado “Signal Gate”, un escándalo que involucra planes militares discutidos en un grupo de mensajería. En lugar de enfrentar consecuencias, Walls fue promovido, lo que subraya la cultura de impunidad que reina en la administración Trump. La reciente propuesta de nombrar a Ed Martin como fiscal federal ha dejado a muchos perplejos, considerando su pasado en el movimiento Stop the Steal y su defensa de los insurrectos del 6 de enero.
Mientras tanto, la guerra comercial que Trump ha desatado ha comenzado a afectar los precios de productos cotidianos, desde juguetes hasta alimentos, lo que desata la indignación de los ciudadanos. ¿Es este el legado que quiere dejar Trump? Un país dividido, donde el autoritarismo y la corrupción se disfrazan de reformas.
Con el futuro de la democracia en juego, la pregunta es: ¿qué haremos nosotros ante esta crisis? La resistencia comienza ahora. La historia nos observa.