En un giro dramático de los acontecimientos que podría redefinir el equilibrio de poder en el Mediterráneo, las fuerzas romanas han obtenido una victoria aplastante en la Batalla de Cinoscéfalas, un choque que marca el ocaso de las ambiciones macedonias bajo el rey Filipo V. La contienda, librada en el contexto de la Segunda Guerra Macedónica, ha dejado a Macedonia en ruinas y a Roma consolidando su dominio en Grecia.