En un movimiento que sacudirá los cimientos de la industria automotriz, Ford ha decidido abandonar sus históricas fábricas en Estados Unidos y trasladar sus proyectos de vehículos eléctricos y baterías a Canadá. Este cambio, que se había gestado en secreto, ha dejado a la comunidad automotriz estadounidense en estado de shock y ha encendido un debate político candente.