El día que sucedió la TRAGEDIA del YCUA BOLAÑOS – El MAYOR incendio de PARAGUAY

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**El día que cambió Paraguay: el devastador incendio del Ycuá Bolaños**

Asunción, Paraguay – La mañana del 1 de agosto de 2004, un día que comenzó como cualquier otro, se tornó en una tragedia inimaginable cuando el supermercado Ycuá Bolaños se convirtió en un infierno. Con cientos de familias haciendo sus compras y disfrutando de un almuerzo, nadie podía prever el horror que estaba a punto de desatarse.

Todo comenzó con un leve olor a humo, seguido de gritos de pánico. Un incendio, que se desató a las 11:20 a.m., arrasó el establecimiento en cuestión de minutos, dejando a su paso 364 muertos y cerca de 500 heridos. Testigos describieron una “ola de fuego” que se propagó con una velocidad aterradora, atrapando a las víctimas en un laberinto de llamas y humo.

El caos se intensificó cuando los sistemas de seguridad fallaron y las puertas de emergencia, en lugar de abrirse, estaban cerradas. Se reveló que había una orden de los responsables para bloquear las salidas, temerosos de que los clientes huyeran sin pagar. Este acto de negligencia se tornó en una sentencia de muerte para muchos. Mientras el fuego devoraba el local, los desesperados intentos de escapar se convirtieron en una estampida mortal.

Los bomberos llegaron demasiado tarde. La escena que encontraron fue devastadora: cuerpos calcinados, familias atrapadas en baños, y sobrevivientes cubiertos de cenizas. La indignación popular estalló, exigiendo justicia. Los dueños del supermercado, la familia Paiva, fueron señalados como los principales responsables, enfrentando un juicio que reveló las fallas estructurales en la seguridad del edificio.

Años después, las condenas impuestas a los responsables fueron vistas como insuficientes, dejando una herida abierta en la sociedad paraguaya. Cada aniversario del incendio, los familiares de las víctimas marchan exigiendo memoria, justicia y garantías de que una tragedia así nunca vuelva a ocurrir. La sombra del Ycuá Bolaños persiste, recordándonos que la negligencia y la avaricia pueden costar vidas.

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