El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha dejado una huella imborrable en la Asamblea General de la ONU al arremeter con fuerza contra el régimen de Nicolás Maduro, en un discurso que ha resonado en todo el mundo. En un tono firme y decidido, Bukele destacó la transformación radical de El Salvador, un país que, hace cinco años, era conocido por la violencia y la inseguridad, y que ahora se erige como un ejemplo de esperanza y libertad.
Durante su intervención, Bukele no solo celebró los logros de su nación, sino que también lanzó una crítica contundente al estado actual del mundo, señalando cómo, mientras El Salvador avanza hacia la seguridad y la prosperidad, muchas naciones enfrentan una creciente inseguridad y desesperanza. “El mundo libre ya no es libre”, advirtió, subrayando la erosión de derechos fundamentales en varias democracias occidentales.
El presidente salvadoreño enfatizó que la libertad debe ser defendida y que su gobierno prioriza la seguridad de los ciudadanos honestos sobre la comodidad de los criminales. “Hemos liberado a millones”, afirmó, refiriéndose a su estrategia de combate al crimen, que ha sido objeto de controversia pero que, según él, ha permitido a los salvadoreños vivir sin miedo.
Bukele instó a las naciones a recordar que la libertad se conquista, no se regala, y ofreció a sus colegas un mensaje de advertencia: “Estamos ante una nueva era oscura de la humanidad”. Con un llamado a la acción y un espíritu de lucha, Bukele ha puesto a El Salvador en el mapa internacional, desafiando a otros líderes a reflexionar sobre su propio compromiso con la libertad y la justicia. Este discurso marca un hito en la historia reciente, consolidando a Bukele como una figura clave en la política global.