Un escalofriante caso de violencia ha sacudido a la comunidad tras el hallazgo del cuerpo de Paulina Camargo en un contenedor de basura. Según informes, un hombre, identificado como su pareja, confesó haberla asesinado tras una discusión sobre la paternidad de su hijo. En un relato desgarrador, el agresor reveló que, en medio de la ira, la tomó del cuello y la mantuvo en esa posición durante más de media hora, hasta que Paulina perdió la vida.

El crimen ocurrió en un departamento donde la pareja residía, y el autor del hecho no dudó en deshacerse del cuerpo. Después de colocar a Paulina en bolsas de basura, la transportó hasta un contenedor situado a escasos 300 metros de su hogar. Las declaraciones del sospechoso son escalofriantes y revelan la frialdad con la que actuó: “Me cansé y la tiré al contenedor”, afirmó.

Sin embargo, la situación se complicó cuando el agresor cambió de abogado. Su nuevo defensor, con antecedentes en el Ministerio Público, ha intentado modificar la narrativa del caso, solicitando asistencia de derechos humanos. Esta maniobra ha generado inquietud entre las autoridades, que ahora investigan si hay irregularidades en la defensa del sospechoso.

A pesar de la gravedad de las acusaciones, las autoridades han señalado que no se han encontrado marcas o pruebas concluyentes en el cuerpo de Paulina, lo que podría complicar el proceso judicial. La comunidad exige justicia y se pregunta cómo un acto tan brutal pudo ocurrir sin que nadie interviniera.

El caso de Paulina Camargo es un recordatorio escalofriante de la violencia de género que persiste en nuestra sociedad. Las autoridades están bajo presión para actuar con rapidez y asegurar que se haga justicia en este trágico episodio. La lucha contra la violencia hacia las mujeres continúa siendo una batalla urgente y necesaria.