¿Conocía Nikola Tesla los secretos de la producción de energía del antiguo Egipto?
Las antiguas pirámides egipcias son algunas de las estructuras más fascinantes del mundo. Construidos hace más de 4.500 años, fueron construidos con una precisión y una habilidad de ingeniería increíbles que todavía nos sorprenden hoy. Si bien se han propuesto muchas teorías sobre cómo se construyeron, algunos investigadores creen que las pirámides pueden haber sido algo más que tumbas de faraones. Es posible que también hayan sido parte de una sofisticada red eléctrica que aprovechaba el hidrógeno como combustible y transmitía electricidad de forma inalámbrica a través de obeliscos.
La idea de las pirámides como central eléctrica fue propuesta por primera vez por el autor británico Christopher Dunn en su libro “The Giza Power Plant” en 1998. Según Dunn, la Gran Pirámide de Giza era en realidad una máquina que utilizaba hidrógeno para producir electricidad. Sostiene que las cámaras y pasajes internos de la pirámide fueron diseñados para producir una reacción química que generaba gas hidrógeno, que luego se usaba para alimentar un generador eléctrico.
La teoría de Dunn ha sido recibida con escepticismo por algunos investigadores, quienes argumentan que no hay evidencia de que los antiguos egipcios tuvieran la tecnología para producir o utilizar hidrógeno como combustible. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los artesanos del antiguo Egipto eran capaces de crear gas hidrógeno mediante una simple reacción química que involucraba hierro y vinagre. Esto sugiere que los antiguos egipcios pudieron haber sido más avanzados de lo que pensábamos anteriormente.
Otro aspecto de la teoría de las centrales eléctricas piramidales es la idea de la transmisión inalámbrica de electricidad a través de obeliscos. Los obeliscos eran pilares altos y delgados que se usaban comúnmente en el antiguo Egipto como monumentos y puntos de referencia. Según algunos investigadores, los obeliscos también pueden haber sido parte de una red eléctrica que transmitía electricidad de forma inalámbrica desde las pirámides a otros lugares.
Obelisco de Luxor, Place de la Concorde, París, Francia.
Uno de los obeliscos más famosos del mundo es el Obelisco de Luxor, que fue erigido originalmente en Egipto en 1836 a.C. En 1833, el gobierno francés adquirió el obelisco y lo transportó a París, donde aún se encuentra en la actualidad. Algunos investigadores creen que el obelisco originalmente era parte de una red eléctrica que transmitía electricidad desde las pirámides hasta el Templo de Luxor, que se encontraba a varios kilómetros de distancia.
Si bien la idea de las pirámides como centrales eléctricas y los obeliscos como transmisores inalámbricos de electricidad sigue siendo controvertida, es una teoría fascinante que ha capturado la imaginación de muchos investigadores e ingenieros. De ser cierto, podría revolucionar nuestra comprensión de la ingeniería antigua y proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo podemos aprovechar fuentes de energía limpias y sostenibles en el futuro.
En conclusión, las antiguas pirámides egipcias son algo más que impresionantes tumbas para faraones. Pueden tener la clave para descubrir los secretos de una sofisticada red eléctrica que aprovechaba el hidrógeno como combustible y transmitía electricidad de forma inalámbrica a través de obeliscos. Si bien esta teoría sigue siendo controvertida, es un área de investigación apasionante que podría tener profundas implicaciones para nuestra comprensión de la ingeniería antigua y nuestra capacidad de impulsar el futuro con fuentes de energía limpias y sostenibles.