No hay garantías de que la transferencia soñada del capitán de Francia a la capital española sea un éxito rotundo

Kylian Mbappé dijo todo lo correcto durante su presentación en el Real Madrid. El capitán de Francia se paró frente a un Santiago Bernabéu repleto y juró su lealtad al club. Habló de la humildad que sintió vistiendo la camiseta blanca del Madrid, su voluntad de trabajar una vez que se pone la camiseta del club de sus sueños y su emoción por ganar innumerables trofeos para el equipo más exitoso de Europa.

Todo parecía perfecto. Y también había tardado mucho en llegar. Se suponía que Mbappé sería jugador del Madrid al menos dos veces antes de que terminara sucediendo, con el ex jugador del PSG finalmente firmando una transferencia gratuita a principios de julio. Es una de las grandes historias del fútbol: el inmenso talento obtiene la transferencia de sus sueños.

Pero puede que no termine siendo tan bonito. Mbappé es uno de los mejores del mundo, pero también es un gran ego, que podría causar más problemas de los que resuelve. Este es un Madrid que estuvo a punto de alcanzar la perfección la temporada pasada. ¿La presencia de Mbappé podría alterar la cohesión que lo hizo tan bueno?

Un acuerdo histórico

A estas alturas, Mbappé debería haber completado ya varias temporadas con el Madrid de blanco. Ha rechazado al Real Madrid dos veces, y en ambas ocasiones ha provocado el tipo de indignación especial que solo expresan los aficionados del club. Le han advertido, en numerosas ocasiones, de que Los Blancos nunca le permitirán vestir la camiseta.

Sí… sobre eso. Está aquí de todos modos, y en términos bastante razonables. Sí, recibirá una llamativa prima de fichaje de 150 millones de euros (128 millones de libras esterlinas/163 millones de dólares), repartida a lo largo de su contrato. Sí, sin duda habrá todo tipo de honorarios y condiciones que no se harán públicos. Pero el Madrid no tuvo que pagar ni un céntimo al PSG para que todo esto sucediera. El único punto negativo real es que haya tardado tanto.

De todos modos, el Madrid ganó la Liga de Campeones el año pasado sin él. Así que sí, sin duda a Los Blancos le habría gustado verlo de blanco antes. Aún así, dado que siguieron ganando y ahorraron algo de dinero en el camino, es difícil quejarse.

Y ahí es donde terminan las buenas vibraciones. Sí, es lógico que coger al mejor jugador del mundo y lanzarlo a los actuales campeones de Europa probablemente traiga éxito. Mbappé significa goles, y el Madrid marcará muchos, en teoría.

Desafortunadamente, el fútbol no siempre funciona así. Por supuesto, los buenos jugadores tienden a hacer que los equipos sean mejores. Pero Los Blancos han logrado fichar al mejor jugador disponible en la posición en la que son más fuertes. Vincius Jr, si los votantes hacen lo que se espera, probablemente gane el Balón de Oro de este año. Según algunas mediciones, fue más impresionante que Mbappé la temporada pasada. Resulta que los dos juegan exactamente en la misma posición. Mbappé puede ser más un delantero interior que un extremo izquierdo natural, pero eso no cambia mucho el hecho de que ambos son atacantes zurdos que recortan hacia su pie derecho. No hay espacio para que uno de ellos juegue de extremo izquierdo, mientras que otro se esconde ligeramente hacia el interior. Alguien tendrá que jugar más central.

Es cierto que Mbappé ya lo ha hecho antes. De hecho, estuvo en su mejor momento con Francia en el Mundial de 2022, cuando jugaba nominalmente como delantero. Pero incluso entonces, se desplazaba hacia el mediocampo izquierdo. Lo mismo puede decirse de él hacia el final de su carrera en el PSG, cuando vagaba por todo el lado izquierdo del campo. Mbappé bien podría terminar como delantero central del Real, o Vinicius podría ser cambiado al flanco derecho. De cualquier manera, probablemente no sea lo ideal.

Pero quizás el mayor problema desde una perspectiva táctica es lo que sucede sin el balón. El Madrid, durante largos períodos de la temporada pasada, estuvo en su mejor momento cuando no tenía el balón. Los 11 hombres se replegaron felizmente a algo parecido a un 4-4-2, y simplemente permitieron que los oponentes lo golpearan. De hecho, fue lo que hizo que Los Blancos fueran tan buenos. Puedes tener el balón, pero no hay posibilidad de que realmente hagas algo con él, parecía sugerir su configuración táctica.

Pero esta no siempre fue una unidad disciplinada. Vinicius, en particular, se salió un poco con la suya. El extremo ciertamente no era perezoso, pero no era necesariamente de los que correteaban por todo el campo. Se le pedía, en efecto, que hiciera sombra a los oponentes a un lado, pero que se mantuviera arriba en el campo y esperara el balón en la transición.

Mbappé es peor. Si Vinicius recibió un salvavidas debido a su importancia táctica, entonces a Mbappé nunca le ha importado realmente. Fue su falta de interés en la defensa lo que contribuyó a la decepción del trío atacante del PSG, que también incluía a Lionel Messi y Neymar. Fue su renuencia a correr lo que llevó al entrenador francés Didier Deschamps a cambiarlo a un papel central, porque Les Bleus fueron explotados muy a menudo por su flanco derecho en Qatar.

No es tan simple como llamar a Mbappé perezoso, pero nunca ha sido un corredor dispuesto. Y con Vinicius efectivamente amnistiado de sus deberes defensivos, Carlo Ancelotti tendrá que encontrar una manera de evitar jugar 9 contra 11 a veces.

En términos más generales, el problema con Mbappé podría ser su comportamiento. Nunca ha sido un ser humano modesto; los deportistas de élite rara vez lo son. Sin embargo, en el PSG, logró salirse con la suya. Mbappé era más grande que el club. Controlaba las narrativas por sí mismo, sobrevivió a los arrebatos petulantes en las redes sociales e intimidó públicamente a la institución para que se saliera con la suya. Realmente fue notable ver a un futbolista tener el control de una marca tan grande.

Y es el tipo de cosas a las que se ha acostumbrado. Mbappé se apoderó del brazalete de Francia a pesar de no estar ni cerca de estar equipado para ser el capitán del equipo. Lideró campañas para Nike. De hecho, intimidó a Neymar para que se fuera de París. El Madrid no tolerará ese tipo de comportamiento. Hay muy pocos clubes en el fútbol que sean más grandes que los jugadores que se visten para ellos. El Madrid es uno de ellos. Con Messi y Cristiano Ronaldo, el Barcelona y el Manchester United han sido consumidos por dos de las mayores estrellas del fútbol en los últimos 15 años. El Madrid no lo ha hecho, y es poco probable que lo vuelva a hacer.

Mbappé, por tanto, haría bien en darse cuenta de ello. En un vestuario repleto de superestrellas, tendrá que agachar la cabeza y convertirse en uno más entre muchos, en lugar de ser el único gran nombre.

También queda la cuestión de averiguar dónde tendrán que jugar los demás. No se trata solo de que Vinicius y Mbappé aprendan a trabajar juntos. La llegada de Mbappé tendrá un enorme efecto dominó en todo el equipo del Madrid. Jude Bellingham, tan efectivo el año pasado como número 10 convertido en delantero, seguramente tendrá que bajar a una posición más retrasada. Rodrygo, que ya se siente incómodo como extremo derecho, podría quedar fuera del equipo por completo, especialmente si el Madrid opta por jugar con solo dos delanteros.

Tal vez sea necesario un cambio total del sistema. Los Blancos podrían cambiar su 4-1-2-1-2 a un 4-3-3 más ortodoxo. De cualquier manera, habrá sacrificios en la primera línea y, como resultado, más atrás. La presunta transición de Bellingham a un papel de mediocampista central significará que Ancelotti tendrá que dejar en el banquillo a uno de sus hombres más atrás.

Y a pesar de la retirada de Toni Kroos, todavía tiene demasiados problemas. Son buenos problemas, el Real Madrid tiene una gran cantidad de dinero con la que trabajar. Aun así, mantener a todos contentos será complicado, incluso para un entrenador con las habilidades de Ancelotti.

Así, la mayor estrella del fútbol ha entrado en el vestuario más repleto de estrellas del fútbol. No se trata de un territorio desconocido en el deporte, especialmente para el Madrid. Recordemos que la política del presidente del club, Florentino Pérez, era traer al nombre más importante del fútbol mundial cada verano: la estrategia de la llamada era Galáctica.

Pero la realidad a menudo olvidada del Madrid de principios de la década de 2000 es que en realidad no ganaban tanto. Era más complicado que el hecho de que simplemente hubiera demasiados nombres importantes, pero cuando se tuvieron que hacer sacrificios y los grandes nombres tuvieron que cambiar, empezaron los problemas. Existe una posibilidad real de que algo similar pueda suceder aquí.

Puede que Mbappé no tenga la atención de la era de los tabloides de David Beckham, o que no juegue para un entrenador tan poco preparado para unir todo. Pero sin duda es una fuerza desestabilizadora, un problema táctico y un jugador que podría pensar que es demasiado grande para el club. En teoría, parece una decisión perfecta: uno de los grandes del fútbol se ha ganado el movimiento de sus sueños. La realidad podría no ser un cuento de hadas tan feliz.