Dulce, conocida por su exitosa carrera musical, cambió su testamento en un momento crítico de su salud. Este acto, que debería haber sido un reflejo de su voluntad, ha suscitado dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de esta decisión. Romina, la única heredera, se ha visto envuelta en un torbellino mediático después de que se hicieran públicas sus reacciones frías y calculadas ante la muerte de su madre, lo que ha llevado a cuestionar si su interés real residía en el legado económico más que en el dolor por la pérdida.