El mundo de la música latina se paralizó el 8 de abril tras la trágica muerte de Rubby Pérez, el icónico rey del merengue. En un giro brutal e inesperado, su último concierto en el club Jetset de Santo Domingo se tornó en una pesadilla cuando el techo colapsó mientras él brillaba en el escenario. Los aplausos y risas se transformaron en gritos de horror en cuestión de segundos, un eco de caos que resonará en la memoria colectiva.