En un momento de tensión global sin precedentes, Rusia y China han dado un golpe de efecto al reafirmar su alianza durante la conmemoración del 80 aniversario del Día de la Victoria, generando un nuevo desafío para la administración de Donald Trump. Este evento emblemático, celebrado en la Plaza Roja de Moscú, no solo simboliza la victoria sobre el nazismo, sino que también ha servido como un escenario crucial para que ambas potencias muestren su unidad en un mundo marcado por la rivalidad con Occidente.