En una revelación desgarradora, Mariana Sánchez, la novia del icónico merenguero Rubby Pérez, rompió el silencio tras la tragedia que sacudió al país. En un emotivo testimonio, reveló que horas antes de su fatídica presentación, Rubby había tenido un sueño premonitorio: el escenario se desmoronaba bajo sus pies. A pesar de las súplicas de Mariana para que cancelara el show, él se negó, confiando en su experiencia tras 40 años de carrera. Nadie imaginó que esa sería su última actuación.
El colapso del techo, ocurrido el 8 de abril en la discoteca Jetset de Santo Domingo, dejó a más de 300 personas atrapadas en un infierno. Mariana, visiblemente afectada, recordó cómo Rubby, atrapado entre escombros, le susurró: “Esto no es el final”, mientras su vida se desvanecía. La tragedia se tornó aún más inquietante al revelarse que el local presentaba graves fallas estructurales, ignoradas por su administración a pesar de las advertencias de los empleados.
Los gritos y el caos invadieron la noche cuando el techo se vino abajo a las 11:42 p.m., dejando a Rubby gravemente herido y a muchos otros atrapados. El rescate se prolongó por más de seis horas, en un intento desesperado por salvar vidas. Mientras el país se estremecía en shock, Mariana se convirtió en la voz que desnudó la verdad detrás de la tragedia, una voz que clama por justicia y reconocimiento.
Rubby Pérez, una leyenda del merengue, había dejado una huella imborrable en la música, pero su partida ha desencadenado una ola de reflexiones sobre la seguridad en los eventos y la vida de aquellos que amamos. Su legado perdurará, pero la lucha por la verdad y la justicia apenas comienza. La pregunta resuena en el aire: ¿quién es realmente responsable? La historia no ha terminado.