Hoy, recordamos cómo estos temibles guerreros escandinavos, conocidos por su destreza en la guerra y la navegación, no solo buscaban saquear las riquezas de Britania, sino establecerse de manera permanente. En 871, tras la caída de York, los vikingos sitian y conquistan la ciudad, dejando al reino de Northumbria en ruinas. Ante esta amenaza inminente, el rey Æthelred de Wes𝓈ℯ𝓍, junto a su hermano Alfredo, se preparan para la confrontación decisiva en Ashdown.