¡Crisis energética inminente en EE.UU.! México ha decidido dejar a su vecino del norte sin petróleo, desatando una tormenta de consecuencias devastadoras. La estatal Pemex ha comunicado oficialmente su salida del mercado estadounidense, anunciando que el crudo mexicano ahora se destinará exclusivamente al consumo interno, elevando el temor a una crisis sin precedentes en la economía estadounidense.
Florida ya siente el impacto: todas las gasolineras Marathon han cerrado, dejando a los ciudadanos sin acceso a gasolina. La situación es crítica, con reservas de combustible que podrían agotarse en cuestión de días. Mientras tanto, el gobernador Ron DeSantis ha solicitado ayuda a México, pero la presidenta Claudia Sheinbaum ha rechazado la oferta, citando el trato inhumano hacia los migrantes mexicanos como razón.
El precio del petróleo ha subido por tercera semana consecutiva, y las refinerías texanas enfrentan la posibilidad de operar a solo el 50% de su capacidad. Sin el crudo mexicano, Texas y Florida se encuentran al borde de apagones masivos, amenazando la estabilidad de la industria y el suministro eléctrico. La presión aumenta, y la guerra comercial ya está repercutiendo en las inversiones, afectando a gigantes automotrices como General Motors y Ford.
Mientras Pemex se enfoca en recuperar sus pozos en el Golfo de México, el futuro energético de EE.UU. se vuelve incierto. Las reservas estratégicas de combustible están en niveles alarmantemente bajos, y el impacto en el transporte y la economía diaria es inminente. Con la prohibición de importar petróleo de Venezuela y el cerco a otras naciones productoras, la crisis se intensifica.
La pregunta que queda es: ¿cómo responderá EE.UU. ante esta contundente jugada mexicana? La situación exige atención inmediata, y los próximos días serán cruciales. Todos los ojos están puestos en la evolución de este conflicto energético que podría cambiar el panorama económico en ambos países.