**Batalla de Poitiers, 732 ⚔️ La última frontera de Europa**
En el año 732, Europa se encontraba al borde de una catástrofe. Las fuerzas musulmanas, tras conquistar casi toda la Península Ibérica, se preparaban para invadir el vasto reino Franco, con el objetivo de expandir el Islam más allá de los Pirineos. La amenaza era inminente y las consecuencias podrían ser devastadoras.
El Duque Carlos Martell, líder de los francos, tomó la iniciativa de reunir su ejército en Poitiers, decidido a detener el avance árabe. En un contexto de reinos fragmentados y debilitados, Martell se erguía como la última esperanza de una Europa que temía por su identidad y su fe. Las fuerzas musulmanas, lideradas por el comandante Abderramán, avanzaban con la confianza de haber arrasado todo a su paso, pero Martell estaba preparado para el desafío.
La batalla comenzó tras siete días de tensiones y escaramuzas. Las fuerzas de Martell, compuestas principalmente de infantería pesada, se posicionaron estratégicamente en un terreno elevado, mientras que los musulmanes confiaban en la superioridad de su caballería. La primera carga de los omeyas fue feroz, pero la resistencia de los francos fue asombrosa. A pesar de ser un hecho poco común en la época, los soldados de Martell mantuvieron su línea, convirtiéndose en un “mar de lanzas inamovible”.
A medida que la batalla se intensificaba, el Duque Odon, aliado de Martell, realizó una maniobra audaz, recuperando el botín saqueado por los musulmanes y desestabilizando su moral. La victoria de los francos fue inesperada y decisiva. Con ella, no solo lograron frenar la expansión musulmana, sino que también consolidaron la presencia cristiana en Europa.
Este enfrentamiento en Poitiers no fue solo una batalla; fue un punto de inflexión que preservó la identidad y cultura europeas frente a un avance islámico que parecía imparable. La historia de Europa cambió drásticamente aquel día, y el eco de la victoria de Carlos Martell resuena hasta nuestros días.