En medio de una escalada de tensiones en Oriente Medio, el diplomático Gustavo de Ristegui ha declarado que Estados Unidos no ha participado en los recientes ataques en la región, pero ha ofrecido apoyo crucial en inteligencia. En una conversación urgente, Ristegui analizó la situación actual tras noches de bombardeos, revelando que Irán enfrenta una presión significativa y que sus capacidades militares están siendo severamente dañadas.
Los ataques israelíes han impactado instalaciones estratégicas en Irán, debilitando su capacidad de defensa aérea y producción de misiles. Ristegui advierte que, aunque Irán no se rendirá incondicionalmente, su situación es precaria y la presión internacional podría llevar a un debilitamiento interno del régimen. La posibilidad de negociaciones se abre, pero el camino es incierto y lleno de riesgos.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha identificado al régimen iraní como un objetivo clave en esta guerra, con la intención de desmantelar sus instalaciones nucleares. La situación es explosiva: se reportan al menos diez fallecidos en Haifa tras los ataques iraníes, lo que intensifica la presión sobre el gobierno israelí y su capacidad para gestionar la creciente oposición interna a más conflictos.
Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reúne con altos mandos para evaluar la respuesta a los ataques, mientras la comunidad internacional observa con preocupación. La administración de Biden ha dejado claro que no se involucrará directamente en ataques contra Irán, pero el apoyo en inteligencia sigue siendo vital. La tensión se siente en cada rincón de la región, y el futuro inmediato es incierto. Las alertas están encendidas: el mundo aguarda el próximo movimiento en este delicado tablero geopolítico.