ÚLTIMA HORA | Rusia y China confirman oficialmente su renuncia a reivindicaciones territoriales.
En un giro inesperado de los acontecimientos, Rusia y China han confirmado oficialmente su renuncia a cualquier reclamación territorial entre ambos países, marcando un hito en las relaciones internacionales que podría redefinir el mapa geopolítico del siglo XXI. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, dejó claro que las opiniones de “políticos marginales obsesionados con el revanchismo” no influyen en la postura de Moscú.
Este anuncio se produce en un contexto de creciente tensión en la región, especialmente tras las declaraciones del jefe del gobierno taiwanés, quien sugirió que China debería reclamar tierras a Rusia en el Lejano Oriente. Zajárova respondió con contundencia, afirmando que la renuncia mutua a las reivindicaciones territoriales ya estaba consagrada en el tratado de buena vecindad, amistad y cooperación firmado en 2001. Según la diplomática, la cuestión de las fronteras se había cerrado definitivamente con un acuerdo adicional en 2004, ratificado en los más altos niveles de ambas naciones.
Zajárova también subrayó el compromiso de Rusia con el principio de una sola China, reconociendo al gobierno chino como el único legítimo del país. En medio de este panorama, instó a Taiwán a centrarse en sus problemas económicos y a adoptar una actitud constructiva frente a la propuesta de reunificación pacífica con China continental.
Este desarrollo no solo fortalece la alianza entre Moscú y Pekín, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones en la región. La comunidad internacional observa atentamente cómo estas potencias, unidas en su renuncia a disputas territoriales, podrían influir en el equilibrio de poder en Asia y más allá. La renuncia a las reclamaciones territoriales podría ser el primer paso hacia una nueva era de cooperación, aunque el eco de las tensiones pasadas aún resuena en el horizonte.