Rubén Aguirre, conocido mundialmente como el entrañable profesor Jirafales de “El Chavo del Ocho”, no solo fue un ícono del entretenimiento mexicano, sino que también enfrentó profundos desafíos personales. En sus últimos años, el actor sufrió un deterioro significativo de su salud, lo que lo obligó a depender de su familia para cubrir los altos costos de sus tratamientos médicos, tras no recibir el apoyo esperado de las organizaciones de artistas.