**México Responde con Firmeza a las Declaraciones de EE.UU. que lo Califican como “Adversario”**
Tensión máxima en la mañanera: la presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado una tormenta diplomática al desmentir categóricamente las recientes afirmaciones del fiscal general de EE.UU., Pan Bondi, quien comparó a México con potencias como Rusia e Irán en cuestiones de seguridad nacional. En una conferencia contundente, Sheinbaum defendió la dignidad de México, afirmando que tales declaraciones son no solo falsas, sino una provocación que busca socavar la relación bilateral.
Las palabras de Bondi, lanzadas en el Senado estadounidense, resonaron no solo en Washington, sino en cada rincón de la política mexicana, encendiendo la ira nacional. Sheinbaum recordó que ambos países están en proceso de cerrar un nuevo pacto de seguridad binacional, subrayando que la cooperación ha sido más sólida que nunca, con intercambios directos entre las fuerzas armadas de ambos países.
La acusación de que México es un adversario no es un simple error diplomático; es una estrategia oscura destinada a manipular la opinión pública estadounidense y justificar presiones económicas en un contexto electoral. Mientras EE.UU. culpa a México por la crisis del fentanilo, ignora que la raíz del problema se encuentra en su propio territorio.
La presidenta enfatizó que no hay justificación objetiva para que EE.UU. vea a México como un enemigo, destacando la coordinación diaria en temas de inteligencia y control fronterizo. Este discurso provoca un clima de odio hacia los migrantes y amenaza la vital relación comercial entre ambos países.
La firmeza de Sheinbaum ha resonado más allá de las fronteras mexicanas, siendo celebrada en naciones como Brasil y Sudáfrica, que ven en su postura un acto de dignidad y un desafío al hegemonismo estadounidense. Mientras el bloque BRICS observa con interés, México se posiciona como un actor clave en un nuevo orden mundial, desafiando narrativas falsas y exigiendo el respeto que merece. La confrontación provocada por Bondi ha abierto una herida diplomática, pero también ha marcado un antes y un después en la política exterior mexicana. ¡México ya no se deja destruir!