Catalina Gutiérrez, una joven de 21 años, fue brutalmente asesinada por su “mejor amigo”, Néstor Daniel Aguilar Soto, en un caso que ha conmocionado a Argentina. La tragedia ocurrió el 17 de julio de 2024, cuando Catalina desapareció tras enviar un mensaje a su madre sobre sus planes de salir con amigas. Su familia, alarmada por su falta de respuesta, denunció su desaparición, lo que llevó a las autoridades a rastrear su teléfono.
El hallazgo del automóvil de Catalina, con signos de intento de incendio, reveló la horrenda verdad: su cuerpo sin vida estaba en el asiento trasero. Los forenses confirmaron que la joven había sido estrangulada y golpeada antes de que su atacante intentara ocultar el crimen incendiando el vehículo. La investigación se intensificó y, bajo la presión mediática, Néstor confesó ser el autor del asesinato, alegando que su amor por Catalina se tornó en una obsesión mortal.
El joven, quien había sido considerado un amigo cercano por la familia de Catalina, había desarrollado un resentimiento profundo cuando ella comenzó a salir con otro chico. La policía descubrió que Néstor había intentado borrar pruebas, pero las evidencias en su apartamento y las grabaciones de cámaras de seguridad lo incriminaron.
La comunidad exige justicia, y el caso ha desatado un debate sobre la violencia de género y la obsesión en las relaciones. Néstor ha sido imputado por femicidio y enfrenta una posible cadena perpetua. La familia de Catalina, devastada, continúa pidiendo justicia mientras el país se une en repudio por este horrendo acto. La historia de Catalina no solo resuena en Córdoba, sino que se convierte en un grito de alerta sobre los peligros que pueden esconderse tras las fachadas de amistad.