Para muchas personas que deciden tener un perro, es importante que su mascota sea de “sangre azul”. Pero hay otros para quienes la raza y el pedigrí son irrelevantes. De hecho, ¿cómo se puede pensar en algo así cuando se tienen delante unos ojos buenos y fieles? Al fin y al cabo, la raza apenas afecta a la capacidad de amar.
Aquí y el protagonista de esta historia, al ver la foto de un cachorro callejero, ni por un momento pensó en cuánto costaba o quiénes eran sus padres. Se enamoró de este “callejero” a primera vista y enseguida se dio cuenta de que era su perro.
Se llevó el cachorro a casa y le puso el nombre de Phoebe. Ella creció y cada día su belleza florecía. El hombre empezó a notar que su cachorro se estaba convirtiendo en un husky. Pero no podía estar seguro con exactitud.
Pero Phoebe crecía y cada vez le crecía más pelaje. Era una perra preciosa:
Cuando Phoebe aún estaba creciendo, fueron al veterinario para averiguar a qué raza pertenecía. Resultó ser una mezcla de Labrador y Husky.
Fíjate en esta belleza:
Es realmente fascinante verla crecer. Es una mestiza y nadie sabe en qué se convertirá cuando crezca del todo.
Sólo una cosa está clara: Phoebe es una belleza increíble.
Así que nuestro héroe salvó al cachorro más ordinario de la calle y como recompensa obtuvo una perra muy inusual y hermosa: ¡Phoebe!
Así es como podría ser una mezcla de Husky y Retriever:
¿No es increíble:
Fuente: slonn.me
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