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Un niño menor descubrió un intrincado tocado dorado en 1929 en el pueblo rumano de Poiana Coțofenești. Los arqueólogos determinaron que se trataba de un hallazgo errante de un clan de tracios de finales de la Edad del Hierro. Estas comunidades eran famosas por su ferocidad y destreza en el combate, además de su trabajo en metal. Ambas habilidades complementaron el requisito de vestimenta protectora en combate. La tiara dorada de Coțofenești es un ejemplo perdurable de la artesanía tracia.

La revelación de la existencia de un infante

Después de que un niño local, Traian Simion, descubriera el tocado Coțofenești, los expertos lo obtuvieron para examinarlo más a fondo. Determinaron que el casco pesaba casi un kilogramo y estaba notablemente bien conservado teniendo en cuenta su edad. Dado que probablemente perteneció a uno de los numerosos tracios, estimaron que fue creado alrededor del año 400 a.C. Después de escudriñar los detalles del casco, concluyeron que pertenecía a la tribu Geto-Dace. Eran famosos por sus diseños, que consistían en triángulos, espirales, bandas y rosetas que se mostraban en varios lugares del casco.

El análisis del casco de Coțofenești reveló que no era un casco protector típico. En lugar de crear un casco únicamente para la protección, era evidente que el fabricante tenía algo más en mente. Varias imágenes y diseños intrincados en el casco indican que fue creado específicamente para una persona de interés. Los arqueólogos han determinado que la moneda pertenecía a un monarca de la tribu Geto-Dacian oa un noble de una tribu relacionada. Aquellos con mayores ambiciones creen que el tocado es el sacrosanto yelmo de Zalmoxis, una deidad adorada por la tribu Geto-Dacian. Sin embargo, la evidencia que apoya esta hipótesis es escasa.

Bosquejo arqueológico de la década de 1930 de las escenas mitológicas del Casco Dorado de Coţofeneşti. ( Dominio publico )

Quienquiera que poseyera el casco Coțofenești lo cuidó excelentemente, ya que se descubrió casi en perfecto estado. Excepto por la parte superior que falta, el casco ha sufrido daños mínimos. Cada imagen representada en el casco es distinta y fácilmente interpretable. Tal descubrimiento fue significativo para los arqueólogos de la región, ya que el tiempo a menudo erosiona los detalles de estos artefactos antiguos. Afortunadamente, los metales utilizados para crear el tocado dorado único en su tipo fueron lo suficientemente resistentes como para resistir el paso del tiempo.

Lirios apotropaicos, sacrificios de carneros y ancestros de esfinges

La mayoría del casco de Coțofenești está adornado con enormes púas. En la parte delantera del tocado dorado hay dos ojos apotropaicos, que se cree que protegen contra encantamientos malévolos como el mal de ojo. Alrededor de la base del tocado hay una variedad de escenas intrincadas. Los arqueólogos reconocen que cada uno de estos escenarios probablemente tuvo un contexto que no es del todo evidente hoy en día, a pesar de que cada escena tiene su propia interpretación.

Los ojos estilizados de Casco de Coțofenești se suponía que protegían de la magia maligna (© Radu Oltean / Wikimedia Commons )

Las mejillas del casco de Coțofenești representan un sacrificio animal. Específicamente, un hombre sacrifica un carnero cortándole la garganta con un pequeño cuchillo. Algunos lo relacionan con los Misterios Mitraicos, una religión de culto que se centró en el dios Mitra. La escena más popular en la religión era la de Mitra matando un toro de la misma manera que el hombre matando un carnero en el yelmo. Algunas interpretaciones afirman que el dueño del yelmo pudo haber sacrificado un carnero de la misma manera, dando como resultado la imagen representada en su yelmo.

Una vista lateral del casco Coțofenești que representa un sacrificio de carnero (Nenea Hartia, CC BY-SA 4.0 )

El protector de cuello del casco Coțofenești contiene dos bestias voraces, un motivo común en el arte asirio. Los historiadores han podido rastrear la propagación de este patrón a través del tiempo utilizando artefactos similares que mostraban estas bestias. Arriba hay una escena de tres criaturas aladas desconocidas. Estas criaturas tienen caras y brazos humanos, pero colas de animales además de sus alas. Se cree que estas criaturas son descendientes de las esfinges.

La parte superior del casco se dañó en algún momento después de su creación, dejando un espacio gigante al descubierto en el interior del casco. Los diseñadores gráficos han reconstruido digitalmente el casco sin dañarlo para brindar una imagen completa del casco en su punto máximo. Un análisis exhaustivo del fascinante Casco Dorado determinó que los creadores se inspiraron en varios estilos de arte de la región. Aunque utilizaron muchos elementos típicos de Geto-Dacian, también utilizaron temas iraníes y griegos en las escenas detalladas y los ojos apotropaicos.

El casco Coțofenești del siglo IV a. fue dañado en un punto, y ahora falta toda la parte superior. Una reconstrucción gráfica muestra cómo era. (©Radu Oltean / Wikimedia Commons )

Un concepto erróneo de la cultura pop

El casco dorado de Coțofenești es solo uno de los muchos artefactos históricos que se han abierto camino en el cine y la televisión modernos. La cultura popular ha hecho referencia a este estilo de casco muchas veces, pero su primera representación fue en la película de 1966. los dacios . En la película, el rey Decebalus usa una versión incorrecta del casco de Coțofenești en la cabeza en varias escenas. El casco de utilería tiene una parte superior plana en lugar de una parte superior abovedada redondeada, lo que difunde información errónea sobre la pieza. Los cascos de diseño similar con la parte superior plana finalmente se usaron en medios posteriores, incluidos los cómics. Esta película también tuvo lugar casi 500 años después de la creación del casco real, lo que la hace históricamente inexacta.

Hoy, el famoso Casco Dorado de Coțofenești reside en el Museo Nacional de Historia de Rumania en Bucarest. Los visitantes del área pueden ver la pieza por sí mismos junto con el resto de su colección de artefactos tracios antiguos. Si alguna vez te encuentras en Bucarest, no dudes en detenerte y verlo por ti mismo. Solo trata de no mirarlo a los ojos.