Este ataque nocturno no solo afecta el suministro de gasolina y diésel, sino que también pone en riesgo la operatividad de la Fuerza Aérea israelí, ya que la refinería es crucial para el combustible de sus aviones. Las repercusiones de este asalto se sienten ya en el ambiente, con temores de interrupciones en el transporte aéreo y un impacto inmediato en la economía israelí.