ÚLTIMA HORA | En una sorprendente declaración durante una reunión bilateral con el primer ministro canadiense, Donald Trump ha afirmado que expulsar a Rusia del G7 fue un “error”. Estas palabras han resonado con fuerza en el contexto de la cumbre del G7 que se celebra en Canadá, donde el presidente estadounidense ha propuesto la reintegración de Rusia, sugiriendo que el G7 debería volver a convertirse en G8.
Trump no solo ha cuestionado la decisión de los gobiernos demócratas anteriores, sino que también ha manifestado su interés en que tanto Rusia como China participen activamente en el foro. “Sería interesante ver a Rusia y China en la mesa del G7”, declaró, abriendo un debate que podría reconfigurar las dinámicas de poder global.
La propuesta de Trump, que podría cambiar radicalmente la estructura del G7, ha generado reacciones inmediatas entre líderes internacionales y analistas políticos. La posibilidad de que Vladimir Putin regrese al grupo de las economías más avanzadas del mundo plantea interrogantes sobre las relaciones internacionales y la política exterior de Estados Unidos.
Mientras el mundo observa con atención, la cumbre del G7 se convierte en el escenario de un nuevo capítulo en las relaciones entre Occidente y Rusia. La declaración de Trump, cargada de implicaciones, podría marcar un punto de inflexión en la geopolítica actual, desafiando las normas establecidas y abriendo la puerta a una nueva era de cooperación o conflicto.
La urgencia de esta noticia no puede subestimarse: el futuro de las relaciones internacionales podría estar en juego. ¿Cómo responderán los aliados de Estados Unidos a esta propuesta audaz? La comunidad internacional aguarda con expectación mientras se desarrolla esta historia de última hora.