Los ciudadanos de América Latina están en pie de guerra contra sus líderes. Un nuevo informe revela que siete países de la región están profundamente insatisfechos con sus presidentes, reflejando un descontento alarmante que podría tener repercusiones políticas significativas.
En Argentina, Javier Milei, a pesar de los avances económicos que su gobierno ha logrado, enfrenta una dura realidad: solo el 40% de la población aprueba su gestión. La situación es aún más crítica en Chile, donde la aprobación de su presidente se desploma a un 30%, impulsada por un aumento descontrolado de la inseguridad.
Colombia no se queda atrás. Gustavo Petro, asediado por escándalos de corrupción, tiene apenas un 20% de respaldo ciudadano. En Bolivia, la situación es desesperante; la inestabilidad política y los escándalos han llevado a casi la totalidad de la población a expresar su hartazgo hacia Luis Arce.
Cuba, con su régimen comunista, presenta cifras desoladoras: solo un 14% de los cubanos aprueba a Miguel Díaz-Canel, quien enfrenta críticas por la crisis económica y energética que asola la isla. Por otro lado, Dina Boluarte, presidenta de Perú, ha generado un descontento generalizado, siendo acusada de enriquecimiento ilícito mientras el país se sumerge en la crisis.
Finalmente, Nicolás Maduro de Venezuela se posiciona como el presidente más despreciado de la región, con una población que sufre las consecuencias de su gestión desastrosa en todos los frentes. La creciente frustración de los ciudadanos en estos países podría desencadenar movimientos sociales y políticos que transformen el panorama latinoamericano. La situación es crítica y el tiempo para actuar se agota.