En un mundo cada vez más polarizado, la enemistad entre naciones se intensifica, revelando un panorama alarmante de tensiones globales. Desde Estados Unidos, que enfrenta a potencias como China, Rusia e Irán, hasta conflictos históricos como el de Argentina con el Reino Unido por las Malvinas, cada país tiene su enemigo declarado. Esta dinámica de rivalidades no solo afecta la política internacional, sino que también repercute en la seguridad y estabilidad de regiones enteras.