**Rubby Pérez falleció hace una semana: su manager rompe el silencio y revela la desgarradora verdad.**
La tragedia que sacudió a la República Dominicana sigue resonando en cada rincón del país. Rubby Pérez, el ícono de la música merengue, perdió la vida en el colapso del club Jetset durante un concierto el 8 de abril. Su manager, Fernando Soto, ha hablado por primera vez sobre las impactantes circunstancias que rodearon su fatal caída, revelando que Pérez había sufrido una lesión en la pierna solo tres días antes del evento, pero decidió actuar a pesar de las advertencias médicas.
La conmoción inicial de la noche del colapso se transformó rápidamente en caos. La multitud, que vibraba con la energía del artista, se vio atrapada en una pesadilla cuando el techo del club cedió sin previo aviso. Testigos describieron una escena de horror: gritos, polvo y pánico mientras los asistentes intentaban escapar de un laberinto mortal de escombros. La voz de Rubby, que había llenado el lugar de alegría momentos antes, se extinguió en medio del estruendo.
Fernando Soto, con la voz quebrada por el dolor, explicó que Rubby había rechazado descansar, argumentando que sus seguidores merecían verlo en el escenario. “Fue un infierno”, recordó, mientras el silencio que siguió a la tragedia se sentía como un peso insoportable. La incertidumbre sobre el destino del artista se convirtió en una angustia devastadora.
El día siguiente, la verdad se reveló en el Instituto Nacional de Patología Forense: Rubby ya no estaba. La noticia de su muerte no solo devastó a sus seguidores, sino que desató una ola de indignación al descubrir que el club había ignorado advertencias sobre problemas estructurales semanas antes del colapso.
Las autoridades han comenzado una investigación, y el presidente Luis Abinader ha declarado tres días de duelo nacional. La música dominicana está de luto, y el legado de Rubby Pérez se convierte en un grito por justicia y responsabilidad. La comunidad artística clama por cambios que eviten que una tragedia así vuelva a ocurrir. La voz de Rubby, aunque silenciada, perdurará en el corazón de todos aquellos que lo amaron.