Carlos Salinas de Gortari, el expresidente de México, ha roto su silencio tras décadas de controversias y críticas. A sus 77 años, en un impactante relato revelado en una conversación íntima, Salinas admitió su mayor dolor: la sensación de haber fallado a su país y no haber logrado la prosperidad que había soñado para México. En una tarde tranquila de julio de 2025, el hombre que lideró al país durante una de sus épocas más tumultuosas se mostró vulnerable, reflexionando sobre su legado manchado por la crisis económica de 1994, conocida como el “error de diciembre”.
Durante su mandato, Salinas implementó reformas económicas ambiciosas, incluyendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que prometía modernizar la economía mexicana. Sin embargo, el colapso económico que siguió a su presidencia lo convirtió en un símbolo de fracaso y corrupción ante los ojos de muchos mexicanos. En un momento de profunda melancolía, reveló que las críticas y los escándalos familiares lo han atormentado, y que cada noche evoca los rostros de aquellos que confiaron en él, sintiendo que los defraudó.
La vida de Salinas es un complejo entramado de logros y fracasos. Desde su ascenso meteórico en la política hasta su exilio, donde vivió en Dublín, ha enfrentado la carga de sus decisiones. La muerte de su amigo y aliado, Luis Donaldo Colosio, y su propio divorcio, han dejado cicatrices profundas en su alma. A pesar de todo, Salinas se aferra a la esperanza de que su legado sea recordado no solo por sus errores, sino por los sueños que se atrevió a perseguir.
Este inesperado testimonio de Salinas, que ha mantenido en la penumbra durante años, resuena en un México que sigue luchando por encontrar su camino. ¿Podrá su historia, marcada por la ambición y el arrepentimiento, ofrecer lecciones valiosas para las futuras generaciones? La respuesta podría determinar cómo se recordará a este controversial líder en la historia de México.